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jueves, 3 de junio de 2010

Guerra

Luces fuera, o dentro, según como lo quieras mirar. Dentro de este espectáculo solo necesitamos nuestra voluntad. Nuestra voluntad que nunca nos traiciona, al revés de como se nos trata en el mundo de los asalariados, cadenas que tenemos que perpetuar porque a ellos les da la gana. Necesitamos mano de obra nueva. No asalariada. Productiva pero a la vez impaciente. Yo al menos no necesito que me sigan volviendo loco con su prensa ni con sus desconexiones ultrasensoriales. ¿Que debemos agradecer? No lo tengo claro.

El capitalismo es cuando sustentas uno de sus pitis en tus manos, es cuando te zampas una mierda empaquetada, es cuando el jefe te mea en la cara, es cuando te ries y en realidad te sientes tan vacio que te tienes que renovar. Esa serie de atropellos son el mercantilismo. ¿Que necesitamos mujeres y hombres nuevos? ¿Hombres y mujeres nuevas que nos posibiliten crecer y realizarnos como especie? El nuevo siempre es el repudiado, el que sobra, y no debido a casualidad, si no porque nuestra autoconservación nos obstruye. ¿Tenemos que automutilar nuestro instinto y declarar que es antinatural el conservacionismo? ¿Es antinatural realmente?


Pero por responsabilidad de clase, ¿Cómo nos gobernamos? ¿A quién estamos dando cuentas? Nuestra humilde pero ingobernable sesera siempre rechaza de pleno lo que significa autodestruirse, pero la autodestrucción a la que nos sometemos diariamente es quizá la mayor de las paradojas desde que contamos años.


El trabajo es un expolio constante. Tú tienes que bajar al desayuno a tal hora, tú tienes que realizar esta labor, tú tienes que guardar unas maneras, tú tienes que obedecer unos patrones, tú tienes que ser un muñeco. ¿Por qué? ¿Por qué si somos tan dignos de tener un ocio ejemplar en el que intentamos no caer en su rueda de consumo en la medida de lo posible, no montamos la cuarta guerra mundial en el curro de 1000 euros? ¿Por qué no nos darán más curro? ¿Por vergüenza institucional? ¿Joder es que estamos amnésicos? ¿Por qué nos cuesta tanto dar un rapapolvo a nuestro injusto e ilegal superior? ¿Por qué somos mujeres y hombres diferentes según allá donde estemos? El tiempo en el que nos ganamos el sustento es el ámbito de mayor fallo de posiblemente el 90% de la clase obrera. Nos autosubyugamos en pro de una sociedad del desarrollo donde solo vale que el empresario tenga beneficio, única salida a la generación de empleo. Claro que es la única salida si consideramos que en esta sociedad hay seres superiores capaces de crear puestos de trabajo. ¿Pero de qué vamos?


El hombre y la mujer nuevas no solo son capaces de salirse de una rueda de consumo de retroautomutilación. Ellos también son capaces de labrar sus cuerpos y sus mentes. De autogenerarse su propio método de vida, que será mucho más digno qué cualquier estadio de autonomía que podamos observar dentro del capitalismo. Pero una vez autónomo (ya no solo para adquirir, si no también para producir) no hace falta capitalizar ningun patrimonio, ni excedente, ni beneficio. Ya no hace falta ser regente ni regido, es solo la capacidad que uno tenga que ofrecer y la necesidad que uno tenga que admitir.


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